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Del Puente San Pablo hacía

la Plaza Mayor

 

Casas Colgadas y Museo Abstracto

Las Casas Colgadas de Cuenca se encuentran situadas frente a la hoz del río Huécar y poseen este nombre porque una parte de ellas, los balcones, se encuentran sin material sólido debajo de ellas, solo aire (aunque están fijadas a la pared con soportes para no derrumbarse). Aunque han sido utilizadas como viviendas particulares y casa Consistorial, actualmente alojan el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, de la Fundación Juan March. También se abrió un Mesón en su interior, aunque esté cerró y el Museo se encuentra ampliando sus instalaciones aprovechando el espacio que ocupaba el restaurante y el 50 aniversario del Museo (fue inaugurado el 1 de julio de 1966). El restaurante tiene pensado reabrir al lado de las casas colgadas, utilizando la Casa de la Sirena como sede.

 

 

La casa de la sirena 

Esta leyenda cuenta la historia de Don Enrique de Trastámara y su hermano Pedro “El cruel”. Don Enrique visito Cuenca para dar gracias a los habitantes por prestarle ayuda en la lucha que se traía con su hermano y al caminar entre las calles se enamoró de una joven llamada Catalina. Ambos se casaron y después de varios intentos Catalina al final se quedó embarazada. Enrique tuvo que irse de Cuenca a la Guerra y dejó a su mujer y a su hijo recluidos en una casa para que nadie supiera de su existencia. En una disputa con su hermano le mato y se convirtió en Enrique II de Castilla, se casó con una noble Doña Juana, tuvo un hijo y se olvidó de su familia de Cuenca.

Una noche el Rey acudió a un adivino y le dijo que al igual que su mano estaba manchada de sangre de un hermano, a su hijo le iba a pasar lo mismo. El Rey que era muy supersticioso se acordó de su bastardo de Cuenca y para que la historia no se repitiera decidió matar a su hijo no legítimo. En una noche fría los soldados llegaron a casa de Catalina y le arrebataron de sus brazos a su hijo; ella ya conocía el cruel destino que le aguardaba. Cuenta la leyenda que la gente pudo escuchar durante días los gritos de Catalina llamando desconsoladamente a su hijo y al final, una noche, se precipitó al vacío de la Hoz. Hoy en día algunos vecinos aseguran escuchar los lamentos de catalina que les recuerdan los cantos tristes de una sirena.

Si continuamos subiendo por el casco antiguo, podremos visitar varios museos como el Museo de Cuenca y el Museo Diocesano y también podremos ver la escultura del Rey Alfonso VIII que se inauguró el 13 de septiembre del año 2009. Esta escultura está realizada en bronce, sobre un pedestal de piedra y tiene unos 3 metros de altura. Cuenta la leyenda que si el caballo tiene una pata levantada significa que su jinete, en este caso Alfonso VIII, murió de heridas u otras causas producidas en la guerra. Sin embargo, Enrique VIII murió de una alta fiebre en su casa, por lo que podríamos decir que este mito es un poco falso y no se cumple con esta escultura ecuestre. Caminando solo unos cuantos pasos más encontramos varias tiendas y bares donde poder descansar de nuestra subida y ya habremos llegado a la Plaza Mayor.

“El objetivo de viajar no es solo conocer tierras extrañas, sino que en última instancia se pueda volver y ver al propio país con extrañamiento”. – G. K. Chesterton

“Un viajero sabio nunca desprecia a su propio país”. – Carlo Goldoni

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Del Río Huécar a la

Plaza Mayor

Un viaje fotográfico

© 2016 por Ricardo Guijarro. 

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